El impacto económico del huracán Harvey en EE.UU.
31 de agosto de 2017
Autores: Nathaniel Karp, Marcial Nava, Boyd Nash-Stacey, Filip Blazheski, Unidad de EE.UU. en BBVA Researc
Harvey será recordado como una de las tormentas más destructivas en la historia de EEUU.
Por regla general, las pérdidas brutas por desastres naturales pueden dividirse en pérdidas de valor del stock de capital y pérdidas de flujos de inversión a corto plazo. Las pérdidas netas tienen en cuenta las ganancias derivadas de la actividad de reconstrucción. En cuando al valor añadido, la destrucción del stock de capital (viviendas, propiedades comerciales, infraestructuras e inventarios) por sí sola no reduce el nivel de la producción o los ingresos actuales. Sin embargo, sí reduce la riqueza, el valor de los servicios del stock de capital y los ingresos tributarios, principalmente los impuestos sobre la propiedad. Esto a su vez provoca una reducción de los ingresos, el consumo, el comercio y la inversión, lo que merma el nivel de la actividad económica, sobre todo a corto plazo.
Mientras tanto, la caída inmediata de los flujos de inversión a corto plazo reduce el nivel de actividad económica debido a que se trabajan menos horas, se reducen los ingresos, las ventas, la producción, los ingresos fiscales y el comercio. Además, dado que los efectos directos también tienen repercusiones secundarias en diferentes sectores, el impacto negativo total se incrementa. Las pérdidas brutas podrían alcanzar los 60 mil millones de dólares, lo que desacelerará el PIB real de Texas en más de 1%
Además de los efectos regionales, la economía estadounidense también se vería afectada. En el corto plazo, podemos esperar volatilidad en los indicadores nacionales y regionales del mercado de trabajo, un efecto contagio sobre el consumo derivado de la pérdida de ingresos y un aumento del precio de la gasolina, así como una disminución de los inventarios de crudo consecuencia de la inactividad en la operativa de exploración y producción, y de refinación y marketing en la costa del golfo. Sin embargo, el impacto económico neto será modesto una vez finalizada la reconstrucción.
El mayor desafío para Houston es mantener su atractivo a largo plazo. Un riesgo adicional para la región es mantener su atractivo económico a largo plazo, ya que los devastadores desastres climáticos pueden obligar a la población a marcharse y disuadir tanto a la inversión como a la migración futuras, reduciendo con ello su potencial económico. Por ejemplo, tras el huracán Katrina en 2005, los empleos no agrícolas de Nueva Orleans disminuyeron en casi 200 mil puestos y, después de 12 años, los salarios siguen siendo 7% inferiores a los de antes de la tormenta.
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